“El Imperio del Quijote”, es el título del libro del periodista entrerriano Jorge Riani. Una obra que le llevó años de trabajo de investigación, recopilación y unas cuentas horas de entrevistas para poder escribir sobre la historia de El Diario y la familia Etchevehere. Aquí un fragmento de su texto.
Hay dos testimonios escritos que hablan del proceso por el cual Arturo Julio Etchevehere se convirtió en dueño de El Diario. Uno de esos testimonios es de quien fuera redactor del medio y también abogado de la empresa, Jorge Washington Ferreira, y el otro, del ex redactor y editorialista Elio C. Leyes.
Ambos ingresaron a El Diario antes de que el segundo Etchevehere de la firma editorial se convirtiera en dueño absoluto de la vieja empresa que había sido de los dirigentes radicales entrerrianos.
“En el tiempo en que me inicio en El Diario, Arturo presidía el Directorio de la sociedad anónima y la cosa había sucedido más o menos de esta manera: El Diario no era una hoja que satisficiera desde el punto de vista periodístico. Entonces Don Arturo se puso en contacto, personal o por medio de cartas, con muchos accionistas de la Sociedad Anónima El Diario y les expuso el proyecto de hacer un diario distinto, un diario realmente informativo. Muchos de los accionistas le donaron o vendieron su parte. De ese modo Arturo llegó a tener la mayoría accionaria en la sociedad y, al tenerla, cuando hubo una asamblea de accionistas lo eligieron presidente del Directorio. Al poco tiempo de ese acontecimiento, Aníbal Vásquez renunciará a la Dirección periodística. Le sucederá Raúl Uranga en el ’45, y se convirtió en subdirector Jorge Ferreira Bertozzi. Con Etchevehere y ellos empezó ya la nueva etapa”. El testimonio es el de Jorge Washington Ferreira.
La idea de Arturo Etchevehere era construir varios edificios en torre. “Queremos darle a Paraná esos rascacielitos que en 1935 quería clavar Le Corbusier, con Victoria Ocampo, en solares de Palermo, de bruces sobre el gran río. Trataremos de hacerlos nosotros aquí, en el aire provinciano”, anunciaba El Diario, aunque finalmente sólo se construyó el edificio de calle Urquiza 1.123, donde se instalaron la Redacción y Talleres, mientras que la Administración y Expedición quedaron en la casona de la esquina, ambas propiedades unidas por un túnel subterráneo.
En el edificio nuevo se instaló Zahorí como director, pero desde la vieja esquina daba sus inapelables órdenes Don Arturo, como presidente de la sociedad anónima.
(La nota completa en la edición 1116 de la revista ANALISIS del jueves 12 de noviembre de 2020)
