Es Diputada Nacional, fue Senadora e Intendenta, docente, esposa, madre y abuela. Es difícil encontrarla desocupada. Blanca Inés Osuna, hablo sobre su trabajo, su familia y su debilidad por la cocina, algo que la entretuvo y mucho durante la pandemia. En dialogo con ANÁLISIS habló de su actividad, y dijo que no se plantea volver a la intendencia.
Claudia Martinez
(Especial para Análisis)
Ella y los que la conocen dicen que es una escorpiana de pura cepa. Gran oradora, Blanca Osuna fue la primera mujer en ocupar el sillón de la intendencia de Paraná. Y hoy es Diputada Nacional por el Frente de Todos.
Nació en Paraná y cumplió 70 años. Edad que por otra parte ni se le nota.
Cuando llegó ANÁLISIS a su casa, Blanca corrió a abrir la puerta sin preocuparse si estaba despeinada o recién levantada.
“Perdón…me dormí “, dijo. Abrió la puerta, ubico a sus interlocutores en un pequeño living y cuando volvió para la nota, lo hizo arreglada y maquillada para la foto: impecable. Y no tardó demasiado para hacerlo
“Laburo como una tarada”, reconoce y dice que sale de una reunión y se mete en otra.
Los que la conocen saben que trabaja 24 x 24, que no para nunca y que arrastra a los que están cerca a seguirle el ritmo.
“Mi trabajo tiene que ver con una vocación, con una entrega, con un sentido de la vida, pero no como algo terapéutico. No es que hay una fragmentación entre mi trabajo y el resto de mi vida, la política ha sido un componente, un eje, un sentido”, relata sentada en su casa un sábado a la mañana.
-¿Y en que momento se desata la vocación?
-No tiene que ver con los cargos, las responsabilidades de los cargos llegan en un momento de mi vida, en una etapa media. En mi casa, mi papá era un militante político barrial radical. Siempre se habló y se tuvo una perspectiva de la política: de ver, de observar, de criticar la realidad… lo digo en sentido de análisis de la realidad. La política en mi vida, desde que me acuerdo, estuvo.
Si uno revuelve fotos y archivos, siempre la ve militando, de joven, en una Juventud Peronista que vio crecer a muchos dirigentes de la provincia de Entre Ríos.
“En una etapa cuando iba terminando el secundario, entramos en una Argentina en la que estaba en énfasis de que Perón volvía al país. Entonces, dar el paso de participar en la política, era para una camada de jóvenes de mi generación tan natural, no era forzado. Participábamos en la juventud peronista, era un proceso natural”, cuenta y recuerda.
“Previo a la dictadura, la detención era algo corriente, solo por el hecho de hacer una pintada”, cuenta, y recuerda. "Era una cosa represiva, previa a la dictadura la detención era por cualquier cosa, que llegue la fuerza policial y que te detenga por dos días era muy común, le paso a miles. Ahora es una locura pensar en eso”, dice.
-Vos fuiste, maestra directora, de escuela etc. ¿Qué te gustaría ser además de todo lo que has sido?.
-En realidad para mi es importante diferenciar lo que es el compromiso político de lo que son la responsabilidades. Creo que las responsabilidades o los cargos llegan en circunstancias determinadas por razones que son muy diversas. Yo nunca he tenido una vocación por un cargo: los he ejercido. Se dan circunstancias en donde la realidad política, donde uno va participando, donde se dice que fulano estaría bueno que esté en tal o cual lugar. Son parte de procesos que son colectivos. Yo fui titular de Educación en Entre Ríos y junto con otros docentes peronistas como yo militábamos y veíamos lo que pasaba. Y decíamos esto puede ser así.
(La nota completa en la edición 1116 de la revista ANALISIS del jueves 12 de noviembre de 2020)
