Eugenia Bolla, una arquitecta paranaense radicada en Milán, relató la gravedad de la situación generada por el coronavirus en Italia y especialmente en esa zona, donde la mejor infraestructura sanitaria está colapsada. Sugirió, en base a su experiencia, qué hacer ante esta crisis.

“Acá empezó todo muy tranquilo, nadie sabía bien de qué se trataba porque no había mucha información, pero de a poquito se fue difundiendo y tuvimos los primeros casos en esta zona”, contó a LT41.

Con el paso de los días la situación se fue agravando, aseguró, y hoy decidió comunicarse con sus familiares, amigos y conocidos para contar su experiencia, y en base a ella, aconsejarles cómo actuar, para “intentar prevenir lo que puede pasar allá” (en Argentina).

La arquitecta, que trabaja de manera independiente, y desde hace algunas semana en su casa, comentó: “Las empresas, en general, lo fueron tomando muy seriamente desde el principio; ya hay gente que hace cuatro semanas que está trabajando desde su casa y yo también, desde que supimos cuán grave era la situación”.

“Esto va cambiando día a día, respecto a cómo uno debe comportarse. La vida fue modificándose desde fines de febrero hasta ahora, al punto en que llegamos a estar en cuarentena; todos en casa, saliendo lo mínimo posible, lo indispensable, sólo para hacer las compras”, señaló.

A modo de ejemplo, contó que juega al hockey. “Estaba entrenando, salía a correr, pero ya no. Desde la semana pasada decidí no hacerlo más, aunque teóricamente se podría hacer porque es una actividad al aire libre, sin contacto con personas, pero por una cuestión de respeto y de sentido cívico y sentido común, decidí quedarme en casa. Hoy tenemos la tecnología que nos permite de todas maneras estar en contacto, hacer las actividades en casa, sin cambiar tan drásticamente la vida. Eso es principalmente lo que estoy intentando transmitirle a mi familia, a mis amigos, a la gente que conozco, porque creo que es mi deber hacerlo”.

Consultada sobre cómo fue desarrollándose la pandemia y cuál fue la reacción de la gente, Eugenia opinó: “En Italia al principio se subestimó, nadie lo tomó tan en serio porque era algo nuevo, desconocido, y no se sabía exactamente la velocidad de difusión que tiene y tampoco sabíamos cómo se transmitía y cuán grave era. Yo pensé que iba a pasar, que era una cosa de semanas, que no era tan grave, pero cuando una escucha que desde el gobierno lo toman tan seriamente y dieron las directivas para quedarse en casa, uno empieza a tener un poquito de miedo y dice ‘esto es serio’”.

La infraestructura y el trabajo sanitario hoy están colapsados, aseguró Eugenia. “Tengo amigos médicos que me cuentan que la situación es realmente grave, se han contagiado tantas personas que no hay capacidad en los hospitales para poder atenderlos. Por ahí algunos dicen, es el 2% el que está en terapia intensiva, pero tenemos más de 20 mil personas contagiadas, entonces ya los números comienzan a agrandarse. Nosotros en el norte tenemos, en teoría, las mejores estructuras sanitarias de Italia, con más capacidad, y están colapsadas. La gente trabaja 24 horas en situaciones de mucho estrés y por eso mi mensaje, principalmente, es quedarse en casa y respetar a rajatablas las directivas de las autoridades, porque cualquier movimiento innecesario puede generar un nuevo contagio. Está comprobado que hay gente asintomática, se siente bien, sale porque cree que no pasa nada y en realidad puede estar contagiando”. Confió luego: “Esa elección que hago y ese deber de quedarme en casa es por los que no tienen esa opción, por ejemplo los médicos, los enfermeros, las cajeras de supermercado, los que se arriesgan día a día su salud y su vida por mantener el bienestar de todos”

Prohibidos los funerales

Otro lugar donde podría haber comenzado la proliferación del virus es en la ciudad de Bérgamo, situada a unos 40 kilómetros al noreste de Milán y que cuenta con el aeropuerto adonde llega la mayor cantidad de personas que viaja a la capital económica italiana. “Es uno de los epicentros del coronavirus y está colapsada; están en una situación muy grave. Además del coronavirus, tienen gente que se infarta, que sufre accidentes. Entonces, no sólo hay que tener capacidad para atender a enfermos por este virus, sino también para la gente que tiene otros problemas”, alertó Bolla y remarcó: “La situación es tan preocupante que no se pueden hacer funerales, uno no puede ir a despedir a los suyos porque sería un espacio de riesgo y va contra las reglas sanitarias”.

Finalmente, aconsejó: “No hay que hacer grandes sacrificios, sólo disciplina, hay que organizarse de otra manera. Lávense las manos, no se toquen la cara, no se toquen la nariz ni la boca. Cada vez que salgo para comprar algo, vuelvo, me saco los zapatos, me lavo las manos y además, hay ayudar a los que no pueden salir. En definitiva, activar este sentido comunitario, que en Italia, está bastante bien”.