En el primer tiempo, Gimnasia hizo pesar su experiencia en Primera y, con mucho orden, intentó generar peligro mediante el juego asociado. Pero no todo fue color de rosa: a los 25 minutos, Graff sufrió un tirón y tuvo que abandonar la cancha, lo que significó un deterioro notable en la ofensiva del Lobo. Pero el gran golpe llegó a los 33’, cuando Roberval, movedizo e indescifrable, lanzó un centro al área que pegó en Oliver Benítez y se metió contra la red de Monetti. Los de Ortiz no tuvieron reacción.

Con los equipos de nuevo en el verde césped, comenzó otro partido. Garnero descubrió que el negocio de los sanjuaninos estaba atado al buen desempeño de Roberval, y el brasileño se encargó de volver loco al entrerriano Milton Casco, que fue rápidamente amonestado en el segundo tiempo. A falta de un cuarto de hora, Gimnasia aprovechó el bajón físico de su rival y tomó el control de la pelota, pero no pudo ser punzante. Para colmo de males, sufrió la baja de Guillermo Barros Schelotto, que se retiró con un fuerte dolor en la mano izquierda.

Este 1-0 dibujó una media sonrisa en el rostro de cada equipo. San Martín se fue conforme tras haber triunfado en casa, mientras que Gimnasia se retiró con la esperanza de tener que ganar apenas por un gol en su cancha. El jueves, a las 15 en La Plata, la revancha, señala Olé.