A las 15.30 del 31 de diciembre, en la comisaría de San José se recibió un llamado telefónico de una mujer, quien puso en conocimiento a las autoridades policiales de que había recibido una llamada en su casa y en la que le decían que habían secuestrado a su esposo. El anónimo le exigía dinero, joyas y elementos de valor. Todo a cambio de la libertad de su esposo.

Luego se supo que la mujer no era la primera víctima del virtual secuestrador. El esposo, médico de profesión, ya estaba en una situación similar. Unas tres horas antes había recibido un llamado al teléfono fijo en el que le habían dicho que había sucedido un accidente y una de las víctimas era un conocido. Nada más que eso y cortaron. Eran alrededor de las 11.30. A los cinco minutos, el secuestrador se sinceró, volvió a llamarlo al mismo teléfono para decirle esta vez que tenía secuestrado a su hijo. Lo raro era que el joven se había ido un día antes a Brasil.

Las pretensiones del secuestrador virtual eran las mismas que le pediría a su mujer un tiempo después. Que junte toda la plata posible, joyas y objetos de valor. Pero ante todo que rompa su celular y compre otro para poder comunicarse. Le advirtieron que no se comunique con nadie más, o habría represalias. La voz desconocida se escuchaba a través de una línea con característica de Córdoba. Incluso la voz tenía una tonada cordobesa.

A través de ese nuevo celular le darían órdenes para depositar lo requerido en un pueblo de la provincia mediterránea. El profesional emprendió el viaje. Pasó por Paraná y siguió por Santa Fe hasta llegar a un pueblito cordobés. Cada media hora recibía llamadas del extorsionador quien le iba indicando el camino y qué tenía que hacer. Fuentes judiciales que reconstruyeron el hecho contaron que el hombre dejó lo pedido a horas de la tarde en un pueblo cercano a la capital cordobesa. Ya había recorrido 700 kilómetros. Durante el viaje debió cargar la batería del celular en varias ciudades. Hasta el día de la fecha, no recuerda el lugar en donde dejó lo pedido por el secuestrador virtual por el estado de shock que tenía.

Aviso

En la investigación intervino el agente fiscal de Colón, Juan Carlos Benítez. La primera determinación, por el delito que se estaba cometiendo (secuestro), se puso en conocimiento a la Justicia Federal para que se haga cargo del caso, por una cuestión de competencias y debido a la urgencia de lo ocurrido, fue Benítez quien dio las primeras instrucciones. Pasaron varias horas de tensión en las que no se podía determinar que todo había sido una maniobra ensayada por una persona que, a su vez y en forma simultánea, llamaba al hombre para extorsionarlo con la vida de su hijo y a la mujer por la de su esposo, si no acercaban al lugar indicado lo reclamado.

El médico salió de su casa sin saber que su mujer estaba al tanto de lo que estaba pasando. En primer lugar tuvo que romper su celular, lo que impedía que la mujer lo pueda ubicar. Segundo, debía tenerlo apagado y prenderlo cada media hora sólo para comunicarse con el secuestrador.

La virtualidad del secuestro se detectó luego de la intervención del teléfono fijo de la casa de familia y el celular de donde se llamaba con la característica de Córdoba. De las conversaciones se pudo develar que el secuestrador no tenía a ninguno de los dos.

Al médico le habían prometido devolverle el hijo en Santa Fe. Pero la desesperación llegó al punto extremo cuando éste ya estaba en la ciudad vecina y no tenía noticias. Fue en cercanías del Túnel Subfluvial, del lado de Entre Ríos a las 22, cuando policías lo llamaron para contarle toda la historia. Y que se quede tranquilo.

Anónimos

Lo sucedido con el médico no fue el único caso registrado en el departamento. El sábado, por la mañana, vecinos de Colón y San José recibieron llamadas anónimas. Es así que desde la Unidad Fiscal Colón se divulgó un comunicado para advertir a la población, que ante la recepción de llamados telefónicos extraños, de personas desconocidas, que sugieran la ocurrencia de accidentes de tránsito de familiares directos, se recomienda cortar la comunicación de forma inmediata y establecer un contacto con la presunta víctima. También que se llamen a las autoridades policiales, “que son quienes están preparados para atender cuestiones como la ocurrida en la ciudad de San José”.