Luego del pálido debut en Cuyo, el Rojo presentó cuatro cambios y un nuevo esquema, el 3-4-1-2. A pesar de haber ensayado en la semana, Independiente demoró casi 10 minutos en adaptarse al modelo. Lanús, con un picante Romero y mediocampistas inteligentes como Pizarro y Ledesma, aprovechó las falencias de la línea de tres y se adueñó del mediocampo en el arranque. La sobriedad de Navarro le permitió al local salir indemne.

El duelo mutó a partir de los 15’, cuando el local logró aprovechar al retornado Busse. De la mano del salteño, los dueños de casa ganaron profundidad por la derecha. La única mancha del ex Gimnasia de Jujuy fue su escasa puntería en los envíos desde los costados. El otro problema fue la falta de contundencia de Farías.

A los 20’, el Tecla Farías aprovechó un error de Maxi Velázquez y remató directo a la red externa del arco. Y a los 39’, se perdió el gol tras un centro de Ferreyra y una salida floja de Marchesín.

Desde el banco, Ramón sonreía a medias. Por un lado, se alegraba porque su equipo tenía una idea de juego más clara que cuando empleaba a Patito Rodríguez y a Defederico bien abiertos. Pero también sufría por los espacios que quedaban a espaldas de Ferreyra y porque Fredes y Godoy no siempre les ganaban a Pizarro y a González. Así, el duelo se tornó equilibrado y los dos tuvieron chances para marcar en el primer periodo.

La ilusión de Independiente creció en el complemento, porque sus jugadores mostraron una actitud ofensiva que durante los últimos tiempos brilló por su ausencia. Fredes, Busse y Rodríguez construyeron un interesante circuito de juego.

A los tres minutos, Rodríguez se perdió el gol tras entrar solo por derecha. Por su parte, Lanús pecó por retrasar demasiado a su línea de mediocampistas y cedió el protagonismo de manera peligrosa.

Schurrer apeló a Valeri para devolverle algo de fútbol a su equipo. Con el ingreso del mediocampista a los 13’, Lanús se mostró más filoso en los contragolpes. En una de las más clara del visitante, Díaz reventó el travesaño a los 39’.

Por su parte, Ramón sumó a Pérez, Benítez y luego a Núñez. Independiente adelantó los centrales, presionó con mayor actitud y arrinconó a su rival, pero le faltó mayor punch. Y a tres del final llegó el cachetazo decisivo: pase de Pizarro para Pavone (picó al límite del offside) y definición goleadora del ex River para dejar al Rojo con las manos vacías.