El mercado de drogas se atomizó y, así como cualquiera compra, distribuye y vende por fuera de la estructura de los jefes narcos, también hay quienes viajan al norte argentino a buscar cargamentos más o menos grandes, para hacer una buena diferencia económica. En los últimos dos años crecieron los narcoviajantes y en la provincia de Corrientes hay al menos unos veinte entrerrianos procesados o ya condenados en la Justicia Federal, detenidos con marihuana en sus vehículos en las rutas 12 y 14.
J.A.M.
El traslado de la droga es todo en el mercado narco. Es el momento más crítico, donde queda la mayor parte del total de la mercadería que se pierde en una operación, y donde suceden la mayoría de las detenciones por tráfico de sustancias. Los cargamentos deben viajar cientos o miles de kilómetros antes de llegar al punto de distribución y venta. Aquí el asunto es más sencillo, porque se da en el territorio que dominan los narcos. Las rutas, en cambio, son lugares más o menos franqueables, que las organizaciones criminales no dominan y la llegada a destino de la droga está librada al azar de los controles policiales.
En las rutas que conectan el norte argentino con la provincia de Entre Ríos, históricamente caían en el sistema penal exclusivamente las denominadas “mulas”, aquellas personas que a cambio de unos pesos arriesgan su libertad en ir, buscar y traer un cargamento de drogas. En las causas judiciales de los primeros veinte años de este siglo, predominaban las condenas a estas personas por el delito de transporte de estupefacientes, que generalmente realizaban el traslado en colectivos de líneas de larga distancia. Pero en los últimos años se produjo un cambio: comenzaron a aparecer personas que, con cierta osadía, se lanzan a hacer un viaje y buscar un cargamento como un negocio propio. Así se observa en numerosas causas tramitadas en la Justicia Federal de la provincia de Corrientes, con varios entrerrianos imputados y condenados. Una veintena de personas de distintas localidades de Entre Ríos, principalmente Paraná y Concordia, han sido detenidos en vehículos particulares con varios kilos de marihuana en su poder desde 2020.La empleada municipal que cayó junto a una psicóloga, y el concejal de Pueblo Belgrano, que cayeron el año pasado en distintos procedimientos en la vecina provincia, son solo dos ejemplos de este nuevo panorama.
Lo que llama la atención es que estas personas no son conocidas del ambiente narco ni aparecían ni siquiera nombradas en alguna investigación, según las consultas realizadas por ANÁLISIS sobre el racconto de resoluciones y fallos judiciales. Esto es una muestra de cómo se ha transformado el negocio de la droga, que pasó de dos o tres jefes narcos que dominaban toda la cadena de tráfico a una atomización del mercado, en el que parece que cualquiera puede vender, almacenar, distribuir y hasta tener los contactos de los proveedores en Corrientes, Misiones o Paraguay.
Asimismo, aquellos que se suben al auto para traer la droga no son quienes luego la venden. A su vez,no tienen vínculos probados con algún narco local, lo cual dificulta conocer quiénes son los destinatarios finales de cada cargamento. No son mulas ni tampoco son integrantes de una banda narco. Parecieran ser más bien audaces que se arrojan a las rutas para hacer una diferencia económica que justifica el riesgo de pasar unos años en la cárcel.
(La nota completa en la edición gráfica número 1132 de la revista ANALISIS del jueves 14 de julio de 2022)
