La artista paranaense radicada en Mendoza desde hace unos años ya, transita el camino de la raíz elegida, del dolor amigo, de reconocer la abundancia y la carencia como sostenes cotidianos y necesarios. En diálogo con ANÁLISIS cosecha los frutos de ese andar que la encuentran entre la fluidez del río y el rigor de la montaña, torneando una música madre.
Por Sofía Arnaudín
“Tengo contacto con la música desde que tengo memoria”, dice, en un diálogo que comienza en Mendoza y culmina en Paraná, unos días después, como completándose, en una especie de espejo que nos devuelve el reflejo exacto de su vida. “Al haber nacido en Paraná, este lugar es un lugar de volver a mi círculo, a mi familia, a lo primario; es como venir a regar las raíces. Por más que venga a trabajar o a cantar, es solicitar mi origen”, sostiene Melisa Budini.
La artista paranaense nutrió de las músicas de raíz folklórica desde siempre. Este deseo la impulsó, en 2009, a virar hacia la Universidad Nacional de Cuyo con el horizonte puesto en el estudio de la Música Popular, desconociendo –quizá- que ese sería el inicio de una procesión interior plagada de múltiples mensajes, informaciones. “Mendoza representa el lugar donde me encontré a mí misma sola; siempre allá estoy un poco más sola. No porque no tenga un círculo de amigos, de familia, sino porque es el lugar donde aprendí a encontrarme conmigo y a elegir quién soy. Fue encontrarme con mi propia voz y con mi composición”, relata.
El andar le convidó un compañero musical con quien explorar todo el misterio que la habita. Con el guitarrista y compositor mendocino, Sebastián Narváez, formó el dúo Tardeagua, una manera de fluir entre la nostalgia y la profundidad de un río solo, o la fuerza de luz partiéndose en algún cerro.
Desde entonces han editado dos materiales discográficos: Intención (2016);Venera (2019); y un tercero que viene en camino, Música Madre; una nueva manera de afrontar la creación. “Estamos grabando con el Negro Aguirre, en su homestudio. El desafío es ser un poco más independientes en el proceso de la grabación. Siempre lo hicimos en estudios; no es que ahora no va a estar eso, porque la mezcla del disco y esos procesos sí o sí tienen que pasar por ahí, pero en este proceso previo estamos como más solos; depende de nosotros cada decisión. Requiere otra madurez que, con Seba, estamos encontrándonos. Siento que es como una escuela esta experiencia. Lo estamos haciendo de una manera muy diferente y nos pide una confianza en nosotros mismos que es distinta”, refiere, Melisa, sobre la creación de su último disco.
Y en todo ese transcurrir hay un camino personalísimo nutriéndose. Quitapenada (2021), es el último lanzamiento de la cantautora Melisa Budini, como solista; un tránsito luminoso, que resuena como un mantra, alimentándose de esa libertad consciente. La Quitapenas es una muñeca diminuta a quien podemos contarle los dolores y ellaen su bolsita se los lleva y los desaparece. Un día sentí que ella se había llevado mis penas y brotó una canción que nombré ‘Quitapenada’. Ese canto integra un recorrido que se expresa en cinco canciones, representando cinco instantes de sanación, que comienzan desde hace unos diez años hasta hoy;detallael material audiovisual al que se puede acceder a través del canal de YouTube de Melisa Budini.
“Recuerde que aquel que anda se acompaña de sí mismo y también que va eligiendo disfrutar o no el camino” (Tonada para un amigo viajero. Intención, Tardeagua)
“Empecé ahabitar la creación musical cuando llegué a Mendoza. Me encontré en un silencio y un vacío mucho más fértil para escribir. En un lugar nuevo te podés recrear. Esto es lo que me pasó; empecé a escribir y a escucharme a mí misma sin ninguna otra información más que esa”.
- ¿Y qué fue lo que más te sorprendió de vos misma en ese proceso?
-Una de las cosas que me sorprendió fue que empecé a encontrar la fuerza de mi voz. Se tenía que empezar a escuchar la voz.
- ¿Y el paisaje? ¿Cómo influyó en vos?
-El Oeste, la montaña; el paisaje de Cuyo tiene otra majestuosidad. Tiene una presencia más contundente a la que yo estoy acostumbrada. Mi vida y mi forma de vida eran otras en el Litoral. La fuerza y contundencia en el sonido… acá comenzó ese fortalecimiento de mi mensaje, de mi palabra, mi música.
(La nota completa en la edición gráfica número 1132 de la revista ANALISIS del jueves 14 de julio de 2022)
