Casco habló de todos los temas y, lógicamente, se refirió a la conquista de la Libertadores frente a Boca.
Milton Casco tuvo una extensa charla con Infobae y allí el jugador nacido en la ciudad de María Grande rememoró su infancia “llena de travesuras”, en las que se pasaba todo el día detrás de una pelota o subido a una bicicleta, con una gomera en su bolsillo. Durante la charla, el ganador de siete títulos con el club de Núñez rememoró su explosión como futbolista, la charla con Marcelo Gallardo que inclinó la balanza para preferir al Millonario antes que Boca, cómo hizo para revertir las críticas y convertirse en uno de los más queridos por los hinchas y la clave del éxito del plantel para mantenerse durante tantos años en lo más alto.
—Nació en María Grande, un pueblo ubicado a aproximadamente 70 kilómetros de Paraná. ¿Qué recuerda de su infancia en Entre Ríos?
—Tengo recuerdos muy lindos de mi infancia, fue muy linda, con muchas travesuras con amigos, con mucho fútbol. Ir a pescar o hacer siestas cortas, je!
—Nombró la palabra travesuras. ¿Puede contar alguna?
—Las normales, como cualquier chico. Jugábamos mucho a la pelota, a las escondidas o andábamos en bicicleta. Cosas que uno hace cuando es chico. También tenía una gomera, como todo chico de pueblo. Salíamos a tirar en los campos cercanos. De puntería andaba más o menos. Mis amigos tenían mejor puntería.
—¿Sigue yendo a su pueblo?
—Sí, voy cada vez que puedo. Siempre que está la posibilidad, me hago una escapadita. Allá está mi familia. Mis viejos, mis hermanos y mis amigos. Cada vez que podemos nos vamos con mi señora y los chicos.
—¿Trabajó de otra cosa además de futbolista?
—Sí, trabajamos con el papá de un amigo que era maestro mayor de obra. Nosotros lo jodíamos para que nos diera changas para ganarnos unos pesos. Lo hacíamos para juntar unos manguitos.
—¿Qué aprendió de esa experiencia en la albañilería?
—Es un trabajo muy pesado, de muchas horas. La verdad que te deja como enseñanza que uno tiene que hacer sacrificios para poder llegar a tener lo que uno quiere. Nosotros no levantamos paredes, sino que hacíamos la mezcla o entrábamos los ladrillos. Trabajos pesados, más que nada. Imaginate si levantábamos una pared y la hacíamos mal… la teníamos que tirar abajo y nos comíamos una cagada a pedos.
—¿Sigue yendo a pescar? ¿Tiene algún otro hobby?
—Íbamos seguido, más que nada en Semana Santa. Dos o tres días y acampábamos. Pero ahora con los tiempos se complica un poco. También me gusta ir al campo y andar a caballo, lo disfruto mucho. Últimamente lo que más hago es eso.
Más de su historia
Tras destacarse en su pueblo (como delantero), Milton superó una prueba en Unión de Santa Fe. Sin embargo, el vivir en una pensión y alejado de sus seres queridos fue un combo que no le gustó. Alrededor de un mes estuvo en el Tatengue.
Pero el destino le brindó otra oportunidad: a los 17 años recaló en Gimnasia y Esgrima de La Plata. “Estuve en la pensión de Unión, pero poco tiempo. No me sentía cómodo. Era la primera vez que estaba fuera de casa, y eso creo que tuvo mucho que ver. Luego volví a Atlético de María Grande, jugando en Primera División. Más tarde me salió la prueba de Gimnasia, y ya tenía 17 años. No me quedaban más oportunidades. Vine a La Plata, y desde el principio me llevé bien con los chicos de mi categoría, y eso me hizo las cosas más fáciles”, develó.
—Su primera gran explosión como futbolista se dio con la camiseta de Newell's. ¿Qué cambió para vivir ese presente?
—Fui a un equipo que ya tenía un juego destacado y con grandes jugadores. Eso creo que me ayudó mucho para poder demostrar lo que uno sabía.
—Allí coincidió con Gerardo Martino. ¿El Tata tiene puntos en común con Marcelo Gallardo?
—Creo que sí. Son dos grandes entrenadores, que saben muchísimo y trabajan de una manera parecida. La idea es más o menos la misma, que es la de ser protagonistas y no dejar de lado el juego. Siempre hacen hincapié en el juego. Tratar de ser protagonista en cualquier cancha a la que vayas a jugar, y con personalidad.
Con la camiseta Rojinegra, junto a futbolistas como el Patón Guzmán, Gabriel Heinze, Lucas Bernardi, Pablo Pérez, Maxi Rodríguez e Ignacio Scocco, conquistó el Torneo Final 2013. Sus buenas actuaciones eran una constante, lo que le permitió ser convocado a la selección argentina y ganarse un lugar para integrar el plantel que fue subcampeón de la Copa América en Chile. Catalogado como uno de los mejores laterales del país, durante el mercado de pases de junio de 2015 recibió ofertas de River y Boca, las dos instituciones más grandes de Argentina.
El polifuncional marcador de punta explicó cuál fue la razón para que se inclinara por vestir la banda cruzada en el pecho. “Cuando me llamó River, Marcelo (Gallardo) había llegado hace poco y el equipo venía jugando de una buena manera. Yo venía acostumbrado a ese estilo y me gustó más la idea de ir a River. Cuando hablé con Marcelo le di mi palabra de que quería ir a River, y por suerte se pudo concretar la llegada”.
Y siguió: “Cuando hablé con él fui claro. Le dije las ganas que tenía ganas de ir a jugar a River, y él me dijo que eso era lo que quería escuchar. Yo le dije que no tenía dudas. Ahí fueron a fondo y llegaron a un acuerdo con Newell's para poder venir a este gran club”.
—Pese a llegar con buenas credenciales, recibió fuertes críticas en sus primeros partidos. ¿Cómo hizo para sobreponerse?
—El apoyo de la familia es fundamental. Después, siempre fui un convencido de que podía jugar en River. Nunca dejé de trabajar y pude revertir la situación.
—¿Qué le decía Marcelo Gallardo en ese momento?
—Él siempre me apoyó, sabía lo que podía dar. Por eso le estoy agradecido a él y al cuerpo técnico por la confianza que me brindaron y me brindan día a día.
—Con el correr del tiempo logró revertir la situación, e incluso le hicieron una bandera pidiéndole perdón.
—Le estoy agradecido al hincha de River, lo que pasó hoy queda atrás. Estoy contento de estar en este club. Estoy recontra agradecido al hincha de River por el cariño que me demuestra día a día.
—¿Cómo es Gallardo en el día a día?
—Con nosotros siempre está muy bien. Se te acerca a hablar, de buena manera. Tenemos una relación muy buena, pero es un entrenador que exige mucho. Creo que eso hace que mantengas un alto nivel durante tantos años.
—¿Es cierto que en su cabeza ronda la idea de retirarse en el club?
—En el día de mañana todo puede ser. Todavía tengo un poco de cuerda, pero tengo que disfrutar el presente en este club, que es muy lindo. Cuando llegue el momento, se verá, pero River es un club para retirarse. ¿Quién no quisiera eso? Es un club que te brinda todo.
—Desde que usted llegó a la institución, River cambió tanto de nombres como de sistemas, pero siempre se mantuvo en lo más alto y peleando todas las competiciones. ¿Cuál es el secreto de River?
—Las personas. Todos tratamos de volcar los conocimientos que tenemos y lo que nos pide el entrenador. Trabajar y siempre tratar de crecer. Creo que eso es lo que nos hace tan competitivos.
—La victoria ante Boca en Madrid quedará en la historia. Ahora que pasó un tiempo, ¿tomó dimensión de lo que consiguieron?
—Ese partido queda para la historia, pero tenemos que seguir adelante, esforzándonos para seguir ganando cosas. Pero sí, está claro que eso quedará para toda la vida. Por ahí todavía no tomamos una dimensión, pero lo importante es el hoy, seguir yendo por más.
Para cerrar, Milton Casco dejó en claro otro punto importante dentro de River: el hambre de gloria. Pese a que ganó siete títulos desde que arribó a la institución a mediados de 2015 (dos venciendo a Boca en la final), el lateral ya advirtió que el plantel quiere ir por más en este 2021. “Siempre queremos ganar cada torneo que jugamos. Dios quiera que podamos llegar al tramo final en esta Copa de la Liga como lo venimos haciendo, con esta manera de jugar, siendo protagonistas todos los partidos, tanto de local como visitante”.