Mis apuntes de Qatar II

Arabia

Arabia Saudita maniató a Argentina en el debut y fue una de las notas salientes del Mundial de Qatar.

* Por Diego H. Fernández

(Especial para ANÁLISIS)

Juega Inglaterra, hay gol de cabeza

Inglaterra vapuleó a una débil Irán y no fue un resultado que haya asombrado a nadie en el mundo del fútbol, el resultado tenístico de 6 a 2 no amerita demasiados comentarios. Pero como siempre pasa a lo largo de la historia, el juego aéreo ingles siempre está presente ya sea para abrir o cerrar los resultados. Ya en el último mundial el 75% de sus conquistas habían sido por medio de los envíos aéreos, tanto a acción parada como en movimiento. Así como Valdano comentaba en una Eurocopa allá por los 90 que los jugadores ingleses eran más propensos a problemas de dientes que de tobillos por la forma en que abusaban del juego aéreo y los posibles choques que estos provocaban hoy si bien el desarrollo del juego muestra a una selección dinámica con posesión y buen manejo de la pelota a ras del suelo, con exponentes de alta calidad técnica nunca deja de tener a su referencia de área (Harry Kane) y mucho menos una tropa de élite en cada acción a balón parado que ocupa el área contraria.

A la esencia del juego inglés no se lo puede modificar y mucho menos su cultura combativa. Ahora te domina con juego atildado por abajo, pero también te sigue bombardeando como siempre con su temible juego aéreo.

Le cambiaron el nombre y también el juego

Holanda ya no se llama más así ahora se denomina Países Bajos y tanto política como futbolísticamente está bien que así sea porque  este Países Bajos no es ni por asomo la vieja Holanda ni la presencia de Van Gaal y Edgar Davis en el banco nos podrían confundir. Si bien la idea central de la escuela holandesa parece en esencia estar presente su ejecución dista mucho de lo que nosotros esperamos de Países Bajos. Un juego esquemático y sin dinámica, sin esos nombres propios de antaño que sobresalían en lo individual más allá del funcionamiento colectivo. Solo el titiritero Franky De Jong escapa de la rigidez y la disciplina táctica en la que Países Bajos está sumergido. Las preguntas que se generan son las de siempre en estos casos: ¿La historia se construyó por una planificación o por la existencia de un talento generacional? ¿Holanda hubiera sido Holanda con la misma metodología, pero sin Cruyff, Neeskens, los hermanos Van der kerkhof, Krol, Resenbrink, Bergkamp, los hermanos De Bóer, Van Basten, Gullit, Koeman, Rijkaard etc?

Si bien la respuesta es contra fáctica está muy claro que los nombres propios son determinantes para construir una historia que respalde todo lo demás. Porque podríamos terminar este pequeño escrito preguntando ¿Si la escuela Holandesa es la misma porque le ejecución de su juego no lo es? Dicho todo esto Países Bajos debutó ganándole 2 a 0 Senegal, amigos resultadistas pueden festejar.

Ya tiene el juego la falta la cultura

Allá por mediados de la décadas del '70 Estados Unidos se empezaba a dar cuenta de que el futbol o mejor dicho soccer para ellos era algo de lo que ellos no podían estar afuera debido a lo que generaba a nivel mundial en materia de pasión y por decantación también en lo económico. Para eso tenía que empezar a generar golpes de efecto en su incipiente liga futbolística, de esa manera tenía que intentar  atraer a un público que solo veía en el fútbol americano, el béisbol y el basquetbol deportes interesantes. Y esos golpes no podían ser golpecitos por eso no se anduvieron con chiquitas, primero Pelé y luego el gran Franz Beckenabauer estrellas futbolísticas a nivel global se pusieron la camiseta del Cosmos de New York y así de esa manera los primeros dirigentes empresarios marcaron el inicio de lo que hoy es la Major League Soccer.

Lógicamente entre esa década y la actualidad pasaron muchos años y durante los 90 más precisamente en el año 1994 la FIFA desembarco con un Mundial en la tierra del Tío Sam, esto que llamó poderosamente la atención en el mundo del fútbol, debido a que Estados Unidos no era un país futbolero, hizo pensar que sería el toque final para que el gigante del norte terminara de convertirse en un país donde por lo menos el fútbol tuviera un poco más de atención. Pero nada de eso paso en cuanto al futbol masculino. Estados unidos es potencia, pero en lo que respecta al fútbol jugado por el otro sexo no solo en lo colectivo sino también en figuras individuales. Y si bien se siguió invirtiendo en lo que se refiere a políticas deportivas y a la contratación de entrenadores extranjeros para mejorar desde la base a los niños esto fue un proceso mediato y todavía lo sigue siendo.

Estados Unidos hoy no es el mismo donde el arquero Tony Meola, el barbado Alexis Lalas y Paul Caligiuri liderados por Bora Milutinovic ponían las piedras fundacionales del país en las Copas del Mundo. Hoy después de muchos años esta selección sabe a qué juega, tiene el respaldo de una liga local fuerte y ya no solamente de show time. Ver a Estados Unidos es ver a una selección que juega al fútbol. Una idea con una estructura y con intérpretes que tratan de ejecutarla de la mejor manera. Pero claro hay algo que falta, porque Estados Unidos todavía no es mirada con el respeto que se la mira a su selección femenina del mismo deporte, y es simplemente porque tiene el juego, tiene la infraestructura y el poder económico para seguir creciendo, pero le falta la cultura, la cultura futbolística esa que tiene si en otros deportes, esa que vemos en las series con los otros deportes.

Niños jugando por jugar al béisbol en una plaza, al futbol americano al lado del granero o al básquetbol en un playón municipal. Cuantos años más le llevara y si se podrá hablar de una cultura futbolística por esos lados es una incógnita, por lo pronto todos estos años han podido marcar un camino pero todavía no le alcanza para ser lo que quiere seguramente llegar a ser.

La valentía tiene premio

La historia de la selección Árabe en las copas del mundo podemos decir que no es precisamente gloriosa, esta es su sexta participación en la cita mundialista y su mejor performance se dio en su primera participación, cuando en el Mundial de Estados Unidos 1994 llego a disputar los octavos de final quedando afuera en esa instancia. Después de ahí no pudo nunca pasar la fase de grupos. En Rusia 2018 y comandados por el argentino Juan Antonio Pizzi perdió abultadamente con el local, por la mínima con Uruguay y se retiró venciendo 2 a 1 a Egipto.

Esta vez era para todos el integrante más débil del Grupo C, pero parece que todos estábamos equivocados. Arabia Saudita comandados en esta oportunidad por el francés Hervé Renard, un técnico de varios pasos por selecciones ignotas, tuvo por delante un debut bastante complicado, Argentina con Messi y compañía no es precisamente un rival que alguien ni siquiera las selecciones más poderosas quisieran encontrarse en un grupo y menos en un debut. Pero como el fútbol es fútbol y conlleva cosas que forman parte de la ciencia oculta del juego, característica que lo hace un juego capaz de despertar las más desaforadas pasiones, este partido le tenía guardado a los espectadores, entre los cuales me incluyo, una gran sorpresa.

De inicio Arabia Saudita fijo condiciones defensivas, lejos de meterse atrás paro al equipo casi en la línea media  comprimiendo espacios hacia adelante y dejando entre su última línea y sus delanteros 20 metros de distancia. Esto no hizo más que complicar las cosas para Argentina, un equipo acostumbrado a manejar la pelota a gusto y placer para gestar a través de la posesión el momento justo para habilitar a sus jugadores más ofensivos y punzantes. A esos espacios comprimidos Arabia también le imprimió dinámica y agresividad en la presión los que dificulto aún más la tarea Argentina. Ahora quien se anima a jugarle así defensivamente a una potencia como la Argentina, quien tiene la valentía para saber que ante la más mínima descoordinación el resultado es mortal y de todas maneras defiende al filo de los centímetros que pueden ser de gloria o desazón.

Lo más arriesgado es no arriesgar es por eso que arriesgare dice Juanma Lillo y vaya si Renard y sus muchachos arriesgaron. En varias ocasiones solo bastó un milímetro para que Argentina no convirtiera, cosa que hizo a los pocos minutos pero mediante un tiro penal por una falta sancionada a instancias del VAR. Pero ir en desventaja no modificó la idea de los árabes al contrario siguieron con su libreto bien aprendido y trabajado hasta seguramente el hartazgo para achicar los márgenes de error. Y esa valentía en el segundo tiempo les dio premio ya que cuando todavía se estaban acomodando y Argentina después de 45 minutos sin encontrarle la vuelta táctica al rival pretendía encontrar los caminos para hacerlo Arabia pego fuerte, tan fuerte que en cinco minutos paso a ganar 2 a 1. A partir de ahí Argentina fue un manojo de nervios que con más empuje que fútbol intento volcar a su favor algo que ya la trampa Táctica de Renard había sentenciado.

Intención, convicción y persuasión. Mis respetos señor Renard usted cumplió con las tres premisas básicas que un entrenador debe tener, además de una valentía envidiable. Hay que felicitar a Arabia Saudita e imitarlo porque demuestra que la valentía en el fútbol y en la vida tiene premio.

El 14 de Túnez: Aissa Laidouni 

Inicio de partido solamente dos minutos de juego la pelota le llega a Ericksen sobre la derecha del ataque danés, apenas la controla y la despega de su pie, un jugador rival realiza una barrida feroz que manda la pelota al lateral, se incorpora y mirando hacia la platea se golpea el pecho y luego arenga a la gente, festeja fervientemente su intervención. Ese jugador con el número 14 se llama Aissa Laidouni y actualmente juega en el Ferencvaros TC de Hungría, al ver esa acción se me viene a la mente lo que a cualquier futbolero de ley se le vendría la palabra rustico y encima festejar de serlo. El tema es que a los pocos minutos de esa acción Laidouni recibe de espaldas a la línea controla orientado y ante la salida de un rival le mete un caño hermoso y sigue con la pelota. Con el overol y con galera y bastón. Que jugador el 14 de Túnez.

Aissa hijo de un argelino y una francesa creció en los suburbios parisinos en un ambiente para nada agradable donde en el año 2005 cuando tenía 8 años vivió una revuelta social violenta y generalizada que tuvo en vilo al país por varios días generada por la muerte de dos adolescentes que escapaban de la policía. Los jóvenes que habitan esas áreas, en su mayoría hijos de inmigrantes africanos, ya sea del norte o el sur del Sahara, expresaban así su queja por los niveles de marginalidad y olvido que les dispensa el Estado a quienes residen más allá de los neones de la Ciudad Luz.

Si bien Aissa era muy chico para participar en ellos los presenció de cerca. Tenía entonces ocho años y mucho antes que la conciencia social estaba su amor por la pelota y la pasión por jugar con sus amigos en la calle o el parque más cercano. Sin embargo, los resabios de la lucha de sus vecinos se fijaron en cada una de sus células y le transmitió un espíritu combativo que ya no lo abandonaría más. Ese amor por el juego y la pelota lo llevo a construir una carrera en el deporte que ama, pero nadie podría calificar de fácil la trayectoria del volante central que recién en marzo de 2021 decidió representar a la selección tunecina, a la que en principio había rechazado un año antes porque esperaba que lo llamase Djamel Belmadi, el director técnico de Argelia.

Después de pasar por varios puestos, hasta de arquero en su niñez, se acomodó como volante central y en esa posición llegó a debutar profesionalmente, pero solo pudo jugar un partido en Liga 1 y fue cedido a dos clubes de Tercera División francesa para ir puliendo su estilo, Frédéric Reculeau, su entrenador en el primero de ellos explica bien la progresión del actual futbolista del Ferencvaros de Hungría: “Laidouni tiene un juego instintivo basado en la creatividad y la temeridad que le permite acelerar y eludir adversarios en carrera para generar peligro en ataque. A partir de ese punto de partido empezamos a trabajar con él para transmitirle una mayor comprensión del juego. Le brindábamos libertad para que expresara su potencial, pero al mismo tiempo le dimos un marco que no podía sobrepasar”. Un paso por Rumania antes de su llegada a Hungría terminaron de consolidar al futbolista que vemos hoy pero que quiere más, mucho más.

El “chico duro” de la banlieue parisina sacó su mayoría de edad a orillas del Danubio. Ya sea desde su posición de volante central o doble cinco con permiso para soltarse en ofensiva, Laidouni conquistó a los hinchas y a la prensa magiar. Fue elegido mejor jugador del campeonato en la temporada 2020/21 y siguió progresando en la actual. Inteligente para elegir cuándo tocar en corto para reagrupar el equipo o en largo para romper líneas, oportuno para sorprender trasladando con su tranco largo y la cabeza siempre levantada, vivo para despegarse de la marca y hacer valer su 1,83 metros en el área contraria y con vocación de líder, era sencillo adivinar que alguien iba a llamar a su puerta para ofrecerle la internacionalidad. No fue Argelia, como él deseaba sino Túnez. El Mundial es hermoso por donde se lo mire para todos los que nos hipnotizamos frente a este deporte, pero esa condición no es solo por el juego sino también por el placer que te produce conocer y disfrutar a jugadores como el 14 de Túnez un tal Aissa Laidouni.

Nos cambiaron el libreto en plena función

Los actores se posicionan en el escenario, la obra está a punto de empezar. El teatro está lleno, hay nervios de debut, es lógico. Este es un escenario distinto, el más importante. Se sube el telón y la obra comienza. A medida que pasan los actos, hay algo que no anda bien. Las escenas salen improvisadas no salen de la misma manera que en las 36 presentaciones de escenarios anteriores, así y todo los actores a fuerza de voluntad sacan adelante el momento y logran una ventaja en el principio de la función. Con esta analogía les presento lo que a mi parecer le paso a la selección argentina, de entrada le cambiaron el libreto. Arabia no salió a jugar como le salieron a jugar todos, dándole espacios para manejar la pelota y sin presión para tomar decisiones, por el contrario el rival le comprimió el campo hacia adelante y utilizó la regla del offside que incluye el reglamento para usarla a su favor además de ser agresivo cada vez que un futbolista Albiceleste se hacía cargo de la pelota.

Este cambio de libreto confundió a Argentina y nunca aun poniéndose en ventaja pudo encontrarle la vuelta en los primeros 45 minutos al partido. En el segundo acto cuando Argentina ya sabía de qué iba la cosa el juego y su imprevisibilidad hizo la suya, en cinco minutos Arabia daba vuelta el partido. Premio a la valentía por su planteamiento, pero tal vez demasiado para lo que se iba jugado en la segunda etapa. Ahí ya comenzó otro partido donde lo mental ya tuvo más injerencia que lo futbolístico en los dos equipos, uno porque estaba logrando algo histórico y había pasado a la euforia y tenía la motivación por las nubes y el otro porque la angustia de la adversidad y el apuro por igualar lo ponía psicológicamente en aprietos.

Los minutos se consumieron entre la impotencia Argentina y la enjundia árabe. Uno propuso un libreto del que sabía todos los puntos y comas otro tuvo que improvisar sobre la marcha con algo que lo sorprendió. En ese punto el de la resolución del imprevisto y la creatividad ante lo variable del contexto Argentina sucumbió y tuvo que pagar en su debut alto precio.

Más de mental que de futbolístico

La selección argentina jamás debe haber pensado que el inicio del Mundial le iba a ser tan complicado. Pasado el mal trago del debut esos 90 minutos infracción jugados frente Arabia parecían haber sido un primer tiempo que continuaba en el partido frente a la selección mexicana dirigida por Gerardo Martino. Nervios, apuros, imprecisiones e irresolución procedimental manejaban la escena. Un México que pobló el mediocampo para complicar aún más al equipo argentino hacían difícil presagiar un futuro distinto, ya que en los primeros 45 minutos y seis de descuento Argentina solo tuvo un solo tiro al arco y no fue precisamente con pelota en movimiento.

Algo impensado en un equipo que llegaba a la cita mundialista con la chapa de candidato. Como se visualizaban las cosas solo una iluminación individual de los revulsivos Messi o Di María podían ser la llave para salir de un oscuro pasadizo que estaba más cerca del precipicio que de una verde llanura. Y fue precisamente eso lo que sucedió pase de Di María a la zona 14 que encuentra a Messi inexplicablemente solo, este controla orientado y con un zurdazo bajo y esquinado vence la resistencia de Ochoa. Festejo y destrabe mental para el equipo de Scaloni, porque a partir de ahí las cosas cambiaron y mucho. En cancha ya estaba hacia unos minutos antes Enzo Fernández que le dio desde su panorama y desparpajo una claridad y dinámica en la circulación hasta ahí Argentina no había encontrado. Pero que es lo que lleva a un equipo a cambiar de un extremo a otro su accionar, pues es muy claro, sus pensamientos y emociones.

La derrota del debut y la presión por lo que provocaría otra derrota hicieron mella en la estructura, entonces desde ya que estos jugadores no se pueden olvidar de jugar al fútbol, pero si su emocionalidad puede hacer que así pareciera. Dime como sientes y que pensamientos tienes y te diré como jugaras para bien o para mal. El futbol como juego ejecutado por seres humanos nos plantea la necesidad de hacer hincapié en lo mental, porque ninguna cualidad técnica y condicional puede rendir al máximo sin un respaldo de autoconfianza y pensamientos positivos. Porque además el fútbol es contagio, cuando las cosas salen bien se van encadenando cosas buenas y cuando es al revés sucede lo mismo.

Argentina después de destruir la coraza de pensamientos colectivos dañinos logro volver a ser el equipo que era. Eso llevo a que Fernández convirtiera el importante segundo gol y sentenciar la victoria. Argentina no jugó frente a México, jugó contra Argentina y en ese duro partido salió victorioso. Ahora si se puede decir que las cosas se ven de otra manera aunque todavía falte para lograr el primer objetivo: la clasificación a octavos.

* Ex arquero profesional. Actual director técnico.

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