Este miércoles se realizó en Oslo la entrega del premio Nobel de la Paz, el cual fue otorgado este año a María Corina Machado, quien se encuentra viviendo en la clandestinidad en Venezuela desde hace casi un año. En su representación asistió su hija, Ana Corina Sosa Machado, que pronunció palabras de su madre.
Tras recibir la medalla y el diploma, Ana Corina Sosa leyó el discurso escrito por su madre, que abrió con una invocación solemne: “Sus Majestades, Altezas Reales, distinguidos miembros del Comité Nobel, ciudadanos del mundo, mis queridos venezolanos: he venido a contarles una historia, la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad”.
Machado reivindicó la raíz histórica de Venezuela como una nación forjada en la diversidad y la búsqueda de libertad y recordó también el quiebre institucional que abrió paso al chavismo: “Comprendimos cuán frágiles se habían vuelto nuestras instituciones cuando ya era tarde. El cabecilla de un golpe militar contra la democracia fue elegido presidente”. Y denunció cómo, a partir de 1999, “el régimen se dedicó a desmantelar nuestra democracia: violó la Constitución, corrompió a las Fuerzas Armadas, censuró a la prensa y manipuló las elecciones”.
Uno de los pasajes más conmovedores relató el deterioro social: “La economía colapsó más de un 80%, la pobreza superó el 86% y nueve millones de venezolanos se vieron obligados a huir. No son solo cifras; son heridas abiertas”.
Machado reivindicó el resurgimiento de la confianza ciudadana durante las primarias opositoras: “Decidimos confiar en la gente… y la gente volvió a confiar en nosotros”. Luego describió la victoria de la oposición en las elecciones de 2024, según las actas que aseguran haber resguardado: “Edmundo González ganó con el 77% de los votos, en cada estado, ciudad y pueblo. Todas las actas contaban la misma historia”.
Y denunció la represión posterior: “La dictadura respondió con terror. Dos mil quinientas personas fueron secuestradas, desaparecidas o torturadas. A más de doscientos veinte adolescentes los electrocutaron, golpearon y asfixiaron para obligarlos a mentir”.
Pese a ello, dijo, la resistencia no se ha quebrado: “El pueblo venezolano no se rinde”.
Entre los asistentes latinoamericanos estuvieron los presidentes Javier Milei (Argentina), Santiago Peña (Paraguay), Daniel Noboa (Ecuador) y José Raúl Mulino (Panamá), así como Edmundo González. También viajaron Cayetana Álvarez de Toledo, la congresista republicana María Elvira Salazar y el expresidente colombiano Iván Duque. La única gran ausente fue la protagonista de la jornada.
Antecedentes
La historia del Nobel de la Paz registra cinco casos de galardonados que no pudieron asistir por encontrarse encarcelados o detenidos. “Existe una larga tradición de que cuando un galardonado no puede estar presente, los familiares cercanos los representan”, recordó Harpviken. “La hija ofrecerá el discurso que su madre ha escrito”.
Desde Oslo, el activista venezolano Gustavo Tovar-Arroyo resumió el clima entre los seguidores de la opositora: “Hicimos todo lo que pudimos para que ella estuviera aquí como se merece. Pero conocíamos el riesgo. Estamos decepcionados, pero esto es parte de lo que hacemos cuando luchamos contra una dictadura, una tiranía o un régimen criminal. Así que estamos acostumbrados a ello”.
Mientras tanto, en Estocolmo también se entregan este miércoles los Premios Nobel en literatura, química, medicina, física y economía, en presencia del rey Carlos XVI Gustavo.


