El arroyo Espinillo forma parte de la Cuenca del arroyo Las Conchas, afluente del río Paraná. Sufre contaminación demasiado seguida
Desde hace por lo menos tres años, el arroyo Espinillo es protagonista de vuelcos de líquidos contaminantes.
Se trata de un cauce de agua muy importante para la región, y que tiene su origen y desembocadura principalmente en el Departamento Paraná.
El arroyo Espinillo forma parte de la Cuenca del arroyo Las Conchas, afluente del río Paraná.
El conocido arroyo sufre, periódicamente, el vuelco de líquidos muy contaminantes. Y cada vez que se produce un derrame, sus aguas se tiñen de un color rojizo fuerte. Por ello, los vecinos de la zona se refieren a dicho fenómeno como “las aguas rojas”.
Cada vez que se produce un derrame y el agua se vuelve rojiza, todos miran a la ciudad de Crespo. Es que varios especialistas en la materia entienden que dicha localidad entrerriana ha sido -en más de una oportunidad- la responsable de dichos vertidos contaminantes.
Según contó el programa Cuetión de Fondo (CdF), que se emite los miércoles por Canal 9 Litoral, en 2023 se produjo un primer vuelco causado por una empresa frigorífica de pollos de Crespo. La firma había contratado un camión atmosférico para arrojar la sangre; y el transporte lo hizo en un sector que -cuando las cloacas de Crespo rebalsan-, vierten sus líquidos en uno de los afluentes del Espinillo. El arroyo quedó completamente rojizo, y encendió las alarmas de vecinos, productores y ONG.
En aquella oportunidad, la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos inició acciones administrativas contra el frigorífico y los propietarios del camión atmosférico.
Al poco tiempo de aquella situación, nuevamente aparecieron las aguas rojas en el Espinillo. Corría octubre de 2024. De inmediato, integrantes del Parque Berduc, del área protegida “La Porota”, campings de la zona y vecinos, se presentaron y denunciaron la situación ante las autoridades de Ambiente de la Provincia. No podían entender cómo otra vez había ocurrido una situación casi calcada a la sucedida unos meses atrás.
Fue allí que se constató que varias empresas del Parque Industrial de Crespo, tenían conectados sus efluentes a las cloacas.
A la par, un grupo de investigadores comandados por el científico del CONICET, Rafael Lajmanovich, analizó los arroyos Las Conchas, Espinillo, Crespo y Las Tunas, y determinó niveles extremos de toxicidad incompatibles con la vida acuática, detectando además altísimo nivel de glifosato.
“El estado que tiene el arroyo Las Tunas y el que sale de Crespo es impresionante. Están vertiendo desechos cloacales e industriales en cuerpos de agua muy pequeños, con escaso o nulo poder de dilución. Es una situación de ecocidio y una verdadera zona de sacrificio ambiental. Todo eso va a parar a la cuenca Las Conchas y después al Paraná”, advirtió Lajmanovich en aquel momento a la fundación CAUCE.
Al poco tiempo, otra vez las aguas rojas en el Espinillo. La situación ya no podía quedar así, y por ello, un grupo de vecinos, emprendedores de eco turismo, campings de la zona y organizaciones de la sociedad civil decidieron tomar la posta e intervenir de manera directa en la problemática. Fue así que desde la Red “Cuenca Las Conchas” (un grupo de vecinos y entidades por el cuidado de la vida, la salud y el ambiente), comenzaron a realizar pedidos de informe a la Secretaría de Ambiente de la Provincia y al propio Municipio de Crespo. Pero algunas de las respuestas recibidas no los conformaron.
Este año, otra vez los vuelcos contaminantes; otra vez las aguas rojas en el arroyo. Sucedió en los meses de mayo, octubre y noviembre último.
Desde la Red Cuenca Las Conchas no se quedaron quietos y, además de numeras acciones encaradas, también recurrieron a la justicia.
De ese modo, la Fundación CAUCE: Cultura Ambiental – Causa Ecologista y el Foro Ecologista de Paraná presentaron en octubre de este año una denuncia penal ante el fiscal federal Leandro Ardoy “contra quienes resulten responsables por hechos de contaminación ambiental que afectan al río Paraná y sus afluentes”.
Con esta presentación, las organizaciones ambientales solicitaron la apertura de una investigación penal para determinar responsabilidades por los delitos previstos en los artículos 55 y 56 de la Ley 24.051 de Residuos Peligrosos, ante la posible descarga de efluentes industriales y cloacales sin tratamiento adecuado en la cuenca de los arroyos Espinillo, Crespo, Las Conchas y Las Tunas, que desembocan en el río Paraná.
Varias denuncias
Laurentino López Candioti es presidente de la Junta de Gobierno de Espinillo Norte. Dicha Junta realizó, en distintas oportunidades, denuncias por la grave situación ante la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos.
“Se trata de un desborde de lo que aparenta ser residuos cloacales. Y si bien las veces que lo hemos testeado nosotros, no es un material contaminante per se, sí lo hace por saturación. Porque estos residuos, al estar en poca agua, genera pérdida de oxígeno en el agua y eso provoca la muerte de los peces cuando son chiquitos. Es una cuestión de concentración y el arroyo tarda en licuarlo o diluirlo, sobre todo, en las épocas de sequía”, explicó el jefe de la Junta.
Análisis que preocupan
El programa CdF dio a conocer este miércoles los resultados de una tesis realizada en el marco de la carrera de Doctorado en Ciencias Aplicadas de la UADER.
En este sentido, la tesis “Geotecnologías aplicadas a la evaluación de la calidad del agua en la Cuenca del Arroyo Las Conchas”, fue desarrollada por el Lic. Alan Evequoz González Garmendia, con la dirección de la Dra. Lisandra Pamela Zamboni y la Dra. María Juliana Maccarrone. Dicho trabajo arrojó algunos de los siguientes datos premilitares:
-Turbidez - Se registró elevada turbidez en las muestras, siendo los valores mínimos cercanos a 7 y los máximo a 9 (NTU). La referencia de turbidez para agua potable es: <1 NTU (Normas de calidad ERAS, Anexo A) . Esto significa que el agua desde este punto de vista es NO POTABLE. Esto puede deberse a sedimentos, residuos (agrícolas/urbanos/industriales), presencia de vegetación, entre otras posibles causas.
-Nitritos: Se registró un valor de 0.64 mg/l NO2-1 . Tomando en cuenta que los valores de referencia para agua potable son de < 0.10 mg/l NO2-1 (Normas de calidad ERAS, Anexo A), podemos asociar el valor registrado a zonas bajo uso del suelo con actividad agrícola. Del mismo modo, este valor puede ser indicativo de contaminación fecal del agua. Se refuerza este resultado con la evidencia de presencia de Escherichia coli y Coliformes totales registrados en este sitio. Cabe mencionar que los nitritos se generan por reducción de nitratos; registrados en este muestreo: 6.9 mg/l NO3-1 siendo los valores de referencia para agua potable es de < 45 mg/l NO3-1 (Normas de calidad ERAS, Anexo A)
-Coliformes totales: El valor de referencia para agua potable es de < 1 UFC/100 ml (Normas de calidad ERAS, Anexo A). En este muestreo se registró un valor 11160 ufc/100 ml; indicando contaminación fecal.
-Escherichia coli: El valor de referencia para agua potable es de < 1 UFC/100 ml (Normas de calidad ERAS, Anexo A) . En este muestreo se registró un valor 400 UFC/100 ml; indicando la presencia de heces, desechos, y patógenos de alto riesgo para la salud humana.
Sanciones por 10 millones de pesos
Osvaldo Fernández, director Legal y de Gestión Ambiental del Agua de la Secretaría de Ambiente, explicó a CdF que el arroyo Espinillo incluye un historial de denuncias por malos olores y mortandad de peces, y un antecedente de daño ambiental en 2023, “que activó una nueva alerta en octubre de 2024 por una inusual coloración rojiza en su caudal. Esta situación implicó que la Secretaría de Ambiente del Gobierno Provincial se involucrará inmediatamente desde su rol de autoridad de control y fiscalización ambiental”.
El funcionario explicó que, tras recibir la alerta, la Secretaría de Ambiente coordinó un operativo de fiscalización conjunto e inmediato con la Municipalidad de Crespo. El foco de la inspección se centró en las industrias del Parque Industrial y aquellas ubicadas en el ejido urbano que realizan vuelcos a la colectora cloacal.
“Como resultado de esta acción de control y vigilancia, se logró constatar que existían valores de vuelco de efluentes que superaban los límites establecidos por la normativa ambiental vigente. En consecuencia, el organismo provincial procedió a la aplicación de las correspondientes sanciones económicas, reafirmando su compromiso con la protección del recurso hídrico”, explicó Fernández.
Las sanciones estuvieron en el orden de los 10 millones de pesos. Adicionalmente, se estableció un protocolo de vigilancia permanente, requiriendo al Municipio el monitoreo trimestral del curso de agua en puntos clave.
Finalmente, el funcionario indicó que -en paralelo a las acciones de fiscalización-, desde la Secretaría se desarrolló un monitoreo científico del arroyo, utilizando muestreos de agua (fisico-químicos y microbiológicos) y tecnología de drones.
“Estas acciones permanentes lograron avanzar en la construcción de una hipótesis sobre el origen de la coloración rojiza: la tonalidad se debe a la proliferación de bacterias purpúreas del azufre, un grupo microbiano que aparece en cuerpos de agua que presentan condiciones ambientales específicas, principalmente una baja concentración de oxígeno en zonas estratificadas del curso de agua. Esto implica un impacto en la calidad del agua. La hipótesis principal de este proceso fue corroborada recientemente, a partir de nuevos episodios de coloración rojiza, mediante análisis llevados a cabo en el Instituto Nacional de Limnología (INALI), ubicado en Santa Fe, validando el diagnóstico de la Secretaría de Ambiente y la naturaleza del fenómeno ambiental detectado. El informe técnico indica que estas condiciones se ven favorecidas por el aporte de distintos efluentes que modifican la calidad del agua en la cuenca”.


