Fedra Venturini
(Especial para ANÁLISIS)
Este miércoles por la tarde se confirmó el fallecimiento de Facundo, el niño de tres años que estaba internado en el Sanatorio del Niño producto de graves complicaciones en una cirugía donde operó el médico otorrinolaringólogo, Guillermo Riolo, quien ahora enfrenta una denuncia por mala praxis. El caso tuvo una repercusión inmediata en la comunidad entrerriana, especialmente en Paraná, ya que Riolo era muy conocido en el ambiente médico y no tardaron en darse a conocer experiencias a través de las redes sociales de personas que afirmaron haber vivido malas experiencias con él.
A.L -quien dialogó con ANÁLISIS de forma anónima- fue paciente de Riolo en 2017 y concurrió a su consultorio ya que presentaba dificultades respiratorias: “Fue de un momento a otro, era muy poco el aire que me entraba y tras una radiografìa me confirman que tenía el tabique desviado para el lado izquierdo y por eso no pasaba aire”, relató la mujer. En este sentido su obra social de aquel entonces, OSPeCon, la derivó con Riolo: “En ese momento atendía en calle Santa y asistí con la radiografía en mano. Él la vió y me dijo que tenía que enderezar el tabique con una operación”.
La primera operación
La operación que debía realizarse A.L se llama septoplastía, un procedimiento quirúrgico donde se recorta y centra parte del cartílago o el hueso que, realizado correctamente y sin complicaciones, demora de una hora a una hora y media. De acuerdo a numerosos artículos científicos consultados por ANÁLISIS, esta intervención es sencilla y su recuperación conlleva pocas semanas. Previo a la operación, la paciente se realizó un estudio llamado rinofibroscopia que consiste en la visualización detallada de la nariz, cuello o laringe con un instrumento de fibra óptica con una fuente de luz, una cámara y un monitor que permite ver el interior del lugar a operar. Tras hacer este examen, A.L realizó otros prequirúrgicos y, tres meses más tarde, se operó en el Sanatorio La Entrerriana y recordó: “Yo le había consultado a Riolo por la cantidad de días que tenía que pedir en mi trabajo y me dijo que con que faltara una semana estaría bien, porque era secretaria y lo único de lo que tenía que cuidarme era de hacer fuerzas.
“Tardé tres horas en el quirófano”, relató A.L a ANÁLISIS, “Cuando salí, Riolo le dijo a mi marido que se le había roto el bisturí y por eso la tardanza, pero que salió todo bien”. No obstante, la mujer indicó que su primera reacción al despertar fue vomitar sangre: “El enfermero nos dijo que quizás, durante la cirugía, tragué sangre y la estaba devolviendo, por suerte no volvió a pasar” y agregó: “Tenía unos tapones en la nariz cubiertos con una venda que, se suponía, no debían sangrar pero a mí me sangraba muchísimo y debían cambiarme las vendas y las gasas a cada rato”. Al día siguiente, la mujer comentó que le hicieron una radiografía, el otorrinolaringólogo “dijo que estaba todo bien y dio el alta, agendándome un control a los siete días”.
En ese lapso, la mujer destacó que debía cambiarse las gasas constantemente por el abundante sangrado y en su siguiente visita a la consulta de Riolo le quitaron los tapones. “Yo seguía sin poder respirar, así que el médico me indicó una crema y después me removió una especie de cáscaras del interior de la nariz, pero según él todo eso era normal y parte del proceso. Estuvimos así más de un mes”. A.L indicó que la recuperación no fue sencilla y presentó otras complicaciones: “Empecé a salir a caminar, pero automáticamente me sangraba la nariz sin ningún tipo de motivo y eso no debía pasar pero según este médico staba todo bien”.
“Todo lo que atravesé no debía pasar”
Pasado un tiempo, A.L comentó a ANÁLISIS que, a pesar de la operación, notó que su problema no se había solucionado: “Volví a la obra social y pedí que me derivaran con otro doctor, porque seguía sin poder respirar y me sentía mal, estaba igual que antes de operarme, pero con más molestias”.
Como Riolo ya no trabajaba con OSPeCon, se la derivó a otro profesional que la intervino por segunda vez. “Concurrí al consultorio de este médico con la radiografía previa a la operación, me hicieron otra radiografía en el momento y, luego, me puso las dos imágenes delante”, relató y expresó que el nuevo otorrinolaringólogo dijo: “Están igual, como si no te hubieran operado nunca” y, además, “el médico me indicó que todo lo que atravesé con los sangrados, no debía pasar, no era normal”.
A raíz de este descubrimiento, se determinó que A.L precisaba pasar por el quirófano nuevamente con todo lo que esto implicaba, incluyendo la rinofibroscopia: “Al hacer este estudio, me comentó que el interior de la nariz estaba muy inflamado y lastimado, así que me indicó un gel cicatrizante para aplicarme mientras se concretaban los demás trámites”. Nuevamente, llegó el día de la operación y la paciente volvió a someterse a la septoplastía. “Esta vez demoré dos horas y el médico explicó a mi mamá que la demora se debió a que el interior de mi nariz estaba toda lastimada, el médico indicó que vio una serie de ‘pellizcos’ en la parte carnosa y advirtió que eso no era normal en una operación de este tipo”, relató e indicó que en esta oportunidad el médico que la intervino debió aplicar unos implantes de cicatrización y anticipó que, por esta complicación, la recuperación sería más extensa. “La operación fue en el mismo lugar y cuando la enfermera quiso enseñarme a cambiar las gasas y vendas previo al alta, le dije que ya sabía cómo hacerlo porque era la segunda vez que me hacían esta operación”, relató A.L y comentó: “La enfermera me miró extrañada, me preguntó cómo puede ser y seguidamente me preguntó quién me había operado la primera vez. Cuando le respondí que fue Guillermo Riolo, me dijo ‘pero claro, con él siempre pasa lo mismo’”.
La mujer recordó que el proceso de recuperación fue “largo y molesto”: “Estuve alrededor de tres meses yendo semanalmente al consultorio para que me hicieran curaciones hasta que se me dio el alta médica”. No obstante, destacó que en esta oportunidad no presentó las complicaciones que atravesó luego de operarse con Riolo.
Los testimonios en las redes
Al enterarse del caso del niño de tres años, comentó a ANÁLISIS: “Cuando salieron las primeras noticias no se decía el nombre del doctor, pero le dije a mi marido ‘ya veo que es el mismo desgraciado que me operó a mí’. A los días se difundió su nombre y su foto y me impactó muchísimo”. A.L destacó que la causa de Facundo le provocó especial sensibilidad porque es madre de un niño de la misma edad y reflexionó: “No entiendo cómo, con todas las denuncias que hay contra este doctor, aún sigue operando y opera sobre criaturas, no comprendo cómo sigue pasando todo esto”.
En las redes sociales, ANÁLISIS halló una amplia cantidad de testimonios de ex pacientes que presuntamente vivieron malas experiencias a la hora de atenderse con Guillermo Riolo. “Rolo me internó tres veces y nunca me hizo la cirugía. Es más, la última hasta me anestesió. Llevo tres años paseándome detrás de él para una traqueotomía que aún tengo colocada la cánula”, denunció un internauta. Otro relató: “Riolo hizo internar a mi hijo y no apareció para la cirugía. Cuando llamó, estaba borracho. De la que nos salvamos”. En otra línea, una internauta advirtió: “Me atendió hace dos años, tiene muy mal trato. Tenía rinitis, me metió la cámara y se ve que me lastimó. Cambié de doctor”.
Por otro lado, el padre de un paciente también menor de edad contó: “Hace dos años, faltando un día para la cirugía de adenoides y amígdalas de mi hijo -la misma cirugía del niño fallecido- (Riolo) me dijo que tenía que pagar 20.000 pesos porque, según él, la obra social no cubría. Después de ir y venir la obra social dejó en claro que nos cubrían todo. Cuando le dijimos que no íbamos a pagar, nos manifestó que no operaría a nuestro hijo. Tras discutir con la obra social, me llamó y dijo ‘que si yo quería, me lo iba a operar al nene igual’ y apareció como si nada en el sanatorio”.