La sede del Sindicato de la Fruta de Concordia y sus inmediaciones está custodiada por la policía para evitar que escale a mayores agresiones el conflicto interno de la entidad.
Un episodio de alta tensión institucional se registró hoy por la mañana en la sede del Sindicato de la Fruta de Concordia -ubicada en Saavedra 121- donde fue necesaria convocar a la presencia policial para evitar que un conflicto gremial escale a mayores hechos de violencia. La situación expuso una trama compleja de disputas internas, resistencias al proceso de intervención y un preocupante clima de confrontación que excede el plano sindical y adquiere relevancia institucional.
Alrededor de las 8, el nuevo interventor gremial designado, Iván Amareo, acompañado por su abogado y un grupo de asambleístas, tomó posesión formal del edificio sindical. El procedimiento se desarrolló en el marco de la intervención dispuesta sobre la entidad, con el objetivo de normalizar su funcionamiento y restablecer condiciones de legalidad en la conducción.
Sin embargo, el escenario se tornó tenso pasadas las 10:30, cuando se hicieron presentes en el lugar Kevin Ezequiel Camejo -hijo de Alcides Camejo-, junto al ex secretario del sindicato Víctor Fernández y al ex comisario principal Eloy Fernández. Según fuentes policiales, dentro de la sede se produjo un intercambio verbal que rápidamente escaló a empujones y forcejeos, lo que obligó a la intervención inmediata del personal policial apostado en el lugar. Los involucrados fueron retirados del edificio para evitar una escalada del conflicto.
En paralelo, un grupo de personas encabezado por Alcides Camejo se concentró a unos 100 metros de la sede sindical, manteniendo una presencia que incrementó el clima de tensión. Ante este cuadro, la Policía de Entre Ríos dispuso un operativo preventivo tanto en el edificio del sindicato como en sus inmediaciones, con el objetivo de impedir contactos directos entre la conducción desplazada y las nuevas autoridades interventoras.
Fuentes oficiales confirmaron además que en la Jefatura Departamental de Policía de Concordia se comenzaron a recepcionar denuncias vinculadas a los hechos ocurridos, algunas de ellas dirigidas contra los nuevos integrantes del sindicato. Este aspecto será ahora materia de análisis judicial y administrativo, en un contexto donde se cruzan intereses gremiales, disputas de poder y eventuales responsabilidades penales.
El episodio vuelve a poner en debate la noción de violencia institucional en el ámbito sindical, entendida no solo como agresión física, sino también como prácticas intimidatorias, resistencia a las decisiones legales y utilización de la confrontación como herramienta política.
Lo ocurrido en el Sindicato de la Fruta no es un hecho aislado, sino un reflejo de conflictos más profundos que requieren respuestas institucionales firmes, diálogo democrático y el respeto irrestricto a la legalidad. La presencia policial, lejos de ser un dato menor, marca la gravedad de una situación que interpela tanto al movimiento sindical como a las autoridades encargadas de velar por la convivencia social y el estado de derecho.


