
El grupo de Élite de la Jefatura Concordia intervino en la ciudad de Colón a raíz que una persona se había atricherado con un arma de fuego.
Anoche se vivieron momentos de tensión en Colón a raíz de un suceso que alteró la tradicional calma. En una vivienda ubicada en la esquina de Bromatti y Paysandú, un hombre de unos 40 años se había atrincherado en su habitación con un arma de fuego. Durante más de ocho horas, el peligro latente de un disparo mantuvo en vilo a vecinos y autoridades.
Esta situación demandó la intervención del Grupo de Élite de la Jefatura Departamental Concordia, porque representaba una de esas situaciones límites donde la profesionalidad y la templanza policial se ponen a prueba. El episodio comenzó alrededor de las 20 horas, cuando el jefe de Operaciones de Concordia fue alertado de que una persona armada amenazaba con abrir fuego contra cualquiera que intentara ingresar a su vivienda. A partir de ese momento, la urgencia se combinó con la estrategia.
El Grupo de Élite arribó a Colón en plena noche. En un entorno de incertidumbre, los efectivos fueron puestos en contexto: un hombre atrincherado, aislado, con un revolver en mano y un estado emocional imprevisible. La escena, cargada de tensión, exigía una intervención quirúrgica, sin margen para el error. No se trataba sólo de reducir a un sospechoso, sino de preservar la vida —la suya y la de los demás—, principio rector de toda operación de crisis.
Con la escasa información disponible, el equipo planificó su ingreso. La puerta del dormitorio -de madera- estaba cerrada desde adentro. En segundos, el ariete golpeó con fuerza y abrió el paso. Dentro, el hombre estaba de pie junto a la cama, empuñando el arma. En esos instantes decisivos, la formación, el autocontrol y la sincronización de los agentes resultaron determinantes: lograron desarmarlo sin que mediara un solo disparo. De inmediato fue reducido, esposado y trasladado al living de la vivienda, donde quedó bajo custodia de las autoridades judiciales.
El procedimiento finalizó sin lesionados, un dato que, lejos de ser anecdótico, marca la diferencia entre la improvisación y la disciplina. La Policía de Entre Ríos destacó la actuación del Grupo de Élite, subrayando que el desenlace sin víctimas fue producto de la capacitación constante y de la aplicación de protocolos de intervención diseñados para preservar vidas incluso en escenarios extremos.
Más allá del hecho puntual, el episodio abre una reflexión más amplia sobre el rol de las Fuerzas especiales en la gestión de crisis. En un contexto social donde la violencia puede irrumpir en el ámbito doméstico y emocional, el entrenamiento táctico se convierte en una herramienta de contención y de cuidado. Cada operación exitosa de este tipo no sólo neutraliza un riesgo inmediato: reafirma una concepción moderna de la seguridad pública, basada en la prevención, el diálogo y la proporcionalidad en el uso de la fuerza.
En Colón, anoche se impuso la cordura entrenada sobre el caos imprevisible. Entre la tensión y la calma posterior, quedó la evidencia de que la preparación, la serenidad y el trabajo en equipo son los pilares invisibles de una seguridad que se mide no sólo por la detención del peligro, sino por la preservación de la vida.