El dirigente de Gualeguaychú, Emilio Martínez Garbino, analizó el contexto político del país en el marco de la crisis económica y del proceso electoral de octubre próximo.  

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio de la Plaza), Martínez Garbino lamentó que “todo lo que ocurre está enmarcado en un proceso electoral, porque si bien formalmente no está lanzada la campaña, la misma existe” y opinó que “la dirigencia política argentina no está a la altura de las circunstancias, ni en el oficialismo ni en la oposición, porque la pregunta elemental que habría que hacerse es quién se pone en los zapatos de la gente, que es siempre la que sufre las consecuencias”.

“Es harto preocupante porque no hay signos de que se vayan a hacer las cosas como deberían, con un diálogo razonable, serio, que esté más allá de los resultados electorales”, admitió y sostuvo que “todas las especulaciones sobre el adelanto del traspaso de mando, hacen un daño tremendo”.

Cuestionó que “esto es como decía Einstein: la locura termina siendo pretender que haciendo siempre lo mismo algun día se tendrá un resultado distinto, y a eso hay que agregarle que los actores son los mismos de siempre, desde el año 2000” y como contraposición, planteó: “Mínimamente quiero rescatar la actitud crítica, bien o mal hecha, que hicimos en su momento, pero ahora lo que se ve es una vieja repetición, consecuencia de que no se pudo resolver en 2000 o 2001 donde el país daba para que realmente se hicieran transformaciones en serio, la sociedad acompañaba, ingresaba dinero que nadie imaginada. Se desaprovechó esa oportunidad y ahora están las consecuencias”.

En ese marco, aseguró que “Argentina nunca va a salir adelante pensando que un aparte de la sociedad tiene que terminar con la otra. Acá se necesita un fuerte consenso político social y para eso hay que dejar a un costado las mezquindades, ser humilde y asumir las responsabilidades, cosa que nadie hace”.

En este contexto, se manifestó “muy preocupado porque no se escucha una voz responsable”. “Quizás los procesos electorales sirven para que la sociedad haga una llamada de atención pero acá esas llamadas de atención han sido de un sector a otro y acá hay que cachetear a todos, la sociedad debe hacer un llamado de atención muy fuerte a través del voto”.

Perspectivas futuras

Consultado sobre las perspectivas para los dos meses que faltan para las elecciones, Martínez Garbino afirmó que “en estos dos meses hay que ser serios y responsables, porque acá se piensa que el costo se lo lleva quien gobierna pero después del 10 de diciembre tienen que  gobernar también, y acá hay responsabilidades compartidas”.

Advirtió asimismo que “la sociedad tiene que entender que hay otras voces que se han levantado pero no se las escuchó, siempre hacemos elecciones por el mal menor o no sé cuál es la real motivación para que ocurra esto del voto castigo a uno pero premiando al otro”.

“Acá han existido alternativas; yo he adherido a la persona de (Roberto) Lavagna porque creo que es una persona seria que podía nuclear un fuerte consenso político y social en Argentina. Quizás hubo malos manejos del lado del lavagnismo pero la sociedad no se hizo mucho eco de alguien que tiene harta experiencia en situaciones de crisis, que era una voz prudente, que ha dicho las cosas que corresponden, pero hoy ni siquiera le ponen un micrófono”, lamentó.

Por otra parte, sobre la posibilidad de encontrar una racionalidad en la dirigencia política, admitió: “No tengo mucha confianza porque conozco a muchos actores, que están demostrando día a día que todavía siguen en una politiquería de especulación, de esperar que el otro se equivoque para sacar provecho, sin tomar en cuenta las consecuencias que traen para la gente, porque los platos rotos los paga la gente y nadie se hace cargo de esto”.

“Siempre ha sido así, encontrar dirigentes que realmente hagan de la política un forme vocación de compromiso, de solidaridad es muy difícil. Todo el mundo especula, la política se ha convertido en un cambio de figuritas, en una recomposición de intereses, cada elección es borrar y empezar una nueva historia, todo el mundo se cree el ombligo del mundo o el elegido. Hay que bajarse del pedestal, sufrir todos los días las mismas vicisitudes que sufre la gente”, reflexionó.

El rol de la Iglesia

En este escenario, Martínez Garbino se refirió al rol mediador de la Iglesia y advirtió que “la Iglesia de 2001 no es igual a la de hoy, en 2001 tenía mayor autoridad que hoy dentro de la sociedad argentina, porque está muy cuestionada por diversos motivos”. Opinó que “el Papa se ha equivocado en no prestarle oídos a la situación argentina, con ese argumento de que no quería generar más divisiones; pero era una voz muy importante, y no sé si su voz hoy tiene mucha recepción en la sociedad argentina porque se lo ha castigado de ambos lados”.

Al respecto, recordó: “En 2001 me tocó participar del diálogo argentino y se veía otra actitud en la dirigencia política, en la dirigencia empresarial y en el marco que brindó la Iglesia se llegó a un buen entendimiento que permitió salir de una crisis muy profunda”. “Quedaron muchas cosas sin resolver de aquella crisis, de la que se salió muy rápido, y que hoy afloran nuevamente”, sentenció.