Por J.C.E. (*)

Sólo los necios, los desinformados o los muy poco interesados en la colección de causas judiciales que acumula el ex gobernador de Entre Ríos y actual embajador ante el Estado de Israel, no quisieron ver que iban a tropezar con innumerables inconvenientes que tienen que ver con la distancia y los problemas sanitarios de la Argentina que por aquellos días no se habían manifestado aún en nuestro país.

Si nos remitimos a los dichos del abogado defensor del ex ministro de Turismo, Hugo Marsó y del empresario Gerardo Daniel Caruso, Emilio Fouces, según consigna el sitio digital ANALISIS, las causas que involucran a Sergio Daniel Urribarri y sus eventuales cómplices, se han sintetizado bajo el título de “El sueño entrerriano”, que es en realidad sólo uno de los agravios sobre los que deberá o debería responder por ante la Justicia entrerriana. La exposición, explicó Fouces, se formalizó ante la Oficina Gestión de Audiencias (OGA) dependiente del Poder Judicial de Entre Ríos, que en no más de 72 horas deberá o debería tomar posición al respecto.

El embajador Urribarri, que ahora sabemos fue el ideólogo del destino de Israel para ejercer la función y así se lo solicitó al Presidente Alberto Fernández, no desconocerá que no debe enfrentarse a caminar 40 años por el desierto para atender y hacerse cargo de las  acusaciones que pesan sobre él y sus ad lateres. Algunas (no pocas) horas de vuelo en first class lo depositarían en territorio argentino, después serán 14 días de cuarentena coherentes con el rango diplomático que lo asiste, y por fin podrá (podría) someterse a la primera de las causas en agenda. Al resto de los imputados, algunos residentes en Paraná, otros en lugares diversos de Entre Ríos y varios en el resto del país, no se les hará tan complejo cumplir con la convocatoria judicial.

Los menos optimistas creemos que la suma de tropiezos y artilugios sepultarán bajo las dunas del desierto las expectativas de llevar las causas de marras a juicios justos con todas las garantías que la Constitución Nacional respalda.

En pocas palabras, digamos que se ha formado un frente de abogados defensores que pretenden sacar de escena a Urribarri y compañía y a sus allegados en las causas y que todo siga por los caminos de la impudicia con el respaldo en las sombras de algún otro poder del Estado cuya presencia, por definición, no participa de la lista de invitados influyentes.

De ser todo esto más o menos así, el Poder Judicial deberá darle explicaciones a la ciudadanía; ésta debería pedírselas al Ejecutivo y éste poner la cara ante el electorado que lo votó y al que no lo votó también.

El tiempo, la distancia, las fechas postergadas ad infinitum, va dibujando un mapa de impunidad que nos señala que a casi 40 años de democracia recuperada, muchos argentinos no hemos aprendido todavía el valor del voto y muchos otros siguen pensando junto a la ironía discepoleana que “todo es igual, nada es mejor”.

(*) Especial para ANALISIS