Director: Daniel Enz
Hubo quienes ganaron y quienes perdieron en estas elecciones PASO. Entre los primeros, según un relevamiento de ANALISIS, puede ubicarse a Urribarri, De Angeli, Lauritto, Fuertes, Bordet y Erro, entre otros. Pero el voto también castigó a varios, como los casos de Benedetti, la propia UCR, Guastavino, Bahillo, Maya, Osuna.
El gobernador Sergio Urribarri llegó al domingo con la ilusión de poder mostrar un resultado que lo fortalezca en su carrera hacia la Casa Rosada. Esperaba mantener el caudal de votos de 2011, y mostrar que mientras el kirchnerismo hace agua en todo el país, en Entre Ríos está floreciente como en sus mejores años. Hizo todo para mantener el caudal de votos, pero desoyó el pedido desesperado del ciudadano de a pie: un cambio, un paso al costado de la Casa Rosada. Entonces, el urribarrismo, por acción de arrastre, cayó 16 por ciento respecto de su mejor elección, en 2011. Hace dos años logró el 56 por ciento de los votos, y ahora apenas el 40. Hubo caras largas y muchos datos falsos. Pero las malas noticias del oficialismo no significaron buenas noticias para la oposición. De Ángeli sacó menos de lo que esperaba, y el radical Benedetti quedó tercero, pese a la estructura centenaria de la Unión Cívica Radical. El domingo, todos perdieron. Ahora, las tres fuerzas en pugna quieren barajar y dar de nuevo, con la ilusión de superar su más reciente performance.
El domingo estaba en juego “un sueño entrerriano”, que el gobernador Sergio Urribarri logró mantener vivo por méritos propios y desgracias ajenas; y estaba también en la mesa de apuestas, aunque en gran parte de la provincia no lo supieran, un “sueño villaguayense”: el que a partir del lunes, menos silenciosamente, está gestando el intendente Adrián Fuertes para ocupar algún sitial de relevancia provincial en 2015.
Aparentemente, las PASO dejaron varios vasos medios llenos en Concordia. Esa es la primera deducción que surge de escuchar a los referentes de las fuerzas participantes, los cuales ensayan elementos -más o menos convincentes- tanto para esgrimir triunfos, para ponderar segundos puestos, celebrar la recuperación de votos y hasta para rescatar derrotas. Aunque los mencionados vasos tienen -en todos los casos- un importante espacio de aire.
Roberto Destri nació en Paraná, pero pasó su infancia y adolescencia entre la capital entrerriana y el Barrio de La Boca, en Buenos Aires. Actualmente es el director de Defensa Civil de la provincia y asegura que lo que más le gusta de su trabajo es “el contacto permanente con la gente, sobre todo con quienes están en una situación vulnerable ante una emergencia”. Estudió abogacía, pero abandonó. Milita en el Partido Justicialista desde muy joven y cuenta que siempre fue un “militante social y político”.
Pese al sesgo antigubernamental del voto, lejos estuvieron las elecciones del domingo de arrojar resultados concluyentes, definitivos, de cara al 27 de octubre. Muchos menos, naturalmente, en dirección a 2015. Pero el mandato popular, alimentado de fastidio, no es absolutamente claro y la decodificación supone riesgos varios. Se trata, en suma, de un escenario abierto. En Entre Ríos, cosa muy curiosa, las elecciones no fueron un juego de suma cero: no se falta a la verdad si se afirma que todas las expresiones partidarias tienen algo para celebrar. Octubre será distinto, naturalmente. El “sueño entrerriano” no murió, pese a la pérdida de votos del oficialismo, y el radicalismo, cruzado por las traiciones, ya piensa en cómo conservar su banca en el Senado de la Nación, descontando la diferencia que lo separa hoy del ruralista De Ángeli, que debutó en política de manera promisoria.
A pesar de tener a Pedro Guillermo Guastavino encabezando la lista de precandidatos a senadores, el oficialismo no pudo ganar en Gualeguaychú. Perdió con la dupla local de Alfredo De Ángeli y Luis Leissa, quienes hicieron valer sus apariciones públicas en otros conflictos como el de las papeleras y el campo. De cara a octubre, ¿quién quedó mejor parado? ¿Y peor? ¿Hubo perdedores?
Cometerá un error gravísimo la oposición, si supone y festeja a cuenta de que el enemigo K languidece en su lecho de muerte. El kirchnerismo áspero tiene veleidades peronistas decididamente bien definidas, como por ejemplo, hacer fuerte usufructo del poder cuando lo tiene a mano y resistir a muerte cuando se lo ponen en riesgo. Para esa causa no hay escrúpulos ni precio que resistan la lucha y allí es donde más a gusto se desenvuelve. Desgranando el análisis, habría que acotarse tal vez únicamente al escenario provincial, pero inexorablemente ligado al concierto nacional. En ese contexto macro, precisamente, habrá que ver ahora de qué parte de la derrota del proyecto kirchnerista se hará cargo el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri.
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(Foto archivo: ANÁLISIS)