El niño y la bala

Fue en marzo del año 2014 cuando conocí a este gurí con aire desafiante y olor a abandono en Paraná. Estatura promedio para cualquier niño de 12 años, sin embargo su peso dejaba evidenciado que acarreaba consigo un cuerpo maltratado por el hambre. Morocho, piel trigueña, ojos marrones, tristes, capaces de producir la mirada más intensa, la cual