Una más, y van…

Era una mañana que parecía anticipar un día radiante. Aunque habían pasado unos minutos de las 8, la terminal de Concordia estaba repleta. Algunos, contentos, saludaban a los familiares y amigos que habían ido a despedirlos mientras cargaban las valijas en los baúles; otros, serios, apenas llevaban sus maletines mientras aguardaban la orden de los