El radicalismo, una manta corta

El problema del radicalismo es que carece de certezas. Teme ser arrasado en las elecciones generales –como pronostican las encuestas que auguran un vendaval cristinista– y que las particularidades locales, lo que incluye la significativa fractura del peronismo, no le alcancen para ser el tercero en discordia. Pero al mismo tiempo alimenta