Entre antónimos y caza-fantasmas

¡Que se vayan todos!, dijo sin ambages la sociedad argentina en diciembre de 2001, y sus destinatarios supieron muy bien a quiénes se refería. Sin embargo, amantes del antónimo, interpretaron que lo que se les pedía era que se quedaran todos (al final se fueron muchos que no debían y se quedaron muchos que debieron haberse ido)…