El asesino que optó por confesar

Eduardo Stigliano no era un militar más en el Ejército. Era un asesino confeso. Preparado para matar. Por algo sus camaradas lo denominaban Tirofijo. El oficial paranaense, fallecido en la década de 1990, comandaba una especie de grupo de tareas que salía de madrugada a cazar militantes políticos en la dictadura y a ejecutarlos. Recientemente se