La aporía nacional

Era evidente que Aquiles, mucho más rápido, derrotaría a la tortuga. Ningún quelonio puede superar a un humano al menos en materia de velocidad. Así que, lanzada la competencia, decidió concederle a su contrincante un tiempo de ventaja que, a paso de ella, la tortuga fue capitalizando. Desde ya, nada preocupante: el sentido común sugería que,