Marcelo Hadad nació en Gualeguaychú y se mudó a Paraná para estudiar Ciencias Económicas. Empezó a militar en el Partido Socialista desde muy joven y hoy es concejal de la ciudad. Cuenta que admira a Guillermo Estévez Boero, “un artífice para que el socialismo pueda ser lo que fue en principios de siglo”. En los ratos libres que le deja su actividad le gusta ir de campamento con su esposa y sus cuatro hijos.

Pedro Báez, ministro de Cultura y Comunicación del gobierno provincial, afirma que la creación de la cartera a su cargo expresa una necesidad del relato: Entre Ríos, cree él y cree Urribarri, no puede volver hacia atrás. Sin que nadie le pregunte, el funcionario trae a colación el nombre de Busti o, en rigor, la figura de “el muchacho de poco pelo” que fabrica “novelas”, según caracteriza al ex primer mandatario. Asegura que la política cultural no se reduce a la organización de recitales y admite además que en la disputa por los contenidos hay mecanismos más pacíficos y menos pacíficos. De todos modos, niega que el Poder Ejecutivo cuente con comisarios políticos en las redacciones de los periódicos. Báez reconoce que por enojo el gobierno ha retirado alguna pauta y sin dudar subraya lo que a su criterio es una deficiencia de la prensa. “Falta análisis político”, critica, convencido.

La proyección de un estadio deportivo en Paraná se enmarca en una seguidilla de anuncios similares en provincias afines al kirchnerismo. Catamarca, San Juan y Chaco ya tienen sus estadios, a los que se suman los de La Plata y el remodelado de Salta. Los montos que se invirtieron en cada caso constituyen un misterio, pero obras para las que se tuvieron presupuestos iniciales de 37 millones de pesos, se terminaron concretando por sumas tres veces mayores a esa cantidad. Detrás del “sueño” de estos estadios está el Ministerio de Planificación Federal, a cargo de Julio de Vido, que impulsa las obras. En Entre Ríos llegó a hablarse extraoficialmente de una inversión de 1.000 millones de pesos, sin embargo nadie vio el anteproyecto. ANÁLISIS deambuló por todas las áreas involucradas en la iniciativa y nadie pudo contestar quién tiene el estudio preliminar de la construcción que anunció el gobernador Sergio Urribarri. La decisión de levantar el estadio se mantiene, pese la paralización de las obras en ruta que declaró Vialidad, a la postergación de la autopista de la Ruta 14, al olvido de la prometida planta transformadora de energía y al nulo avance del anunciado hospital público en Paraná.

Casi en un abrir y cerrar de ojos, los vecinos de Paraná se enteraron del proyecto del municipio de instalar lo que pretende ser el relleno sanitario de los residuos orgánicos de la ciudad y pueblos aledaños en un predio ubicado en jurisdicción de La Picada. Las intenciones de situar el depósito de basura a unos 20 kilómetros de la capital provincial, en un terreno inundable, frente a la ex estación del ferrocarril, lindante con la reserva Natural del Parque General San Martín, a un lado donde se pretende construir un complejo de 24 viviendas y a 100 metros de la toma de agua potable, alzó rápidamente a los pobladores de la zona, que lograron reunirse en asamblea para rechazar el plan. La movilización convocó ampliamente a los ciudadanos que resolvieron llevar a un petitorio a la intendenta Blanca Osuna, y también activó la discusión reflexiva sobre qué tratamiento dar a los desperdicios que genera cada núcleo poblacional.